Todas las grandes religiones dicen lo mismo. PDF Imprimir
Escrito por Hugo Campos   

Todas las grandes religiones dicen lo mismo, no obstante las diferencias que aprecen en superficie, escribe Karen Armstrong, ex monja católica de la Sociedad Santo Niño Jesús, quien despúes de algunos años reuncia a su condición de religiosa, pero no a sus reflexiones que aprofundiza cada vez más.karen_armstrong

De ello hablan sus libros publicados, en los que analiza la actividad del pensamiento del hombre y sus grandes manifestaciones religiosas. Fuera del ámbito conventual y de los dictados jerárquicos tradicionales, el análisis del papel de la religión en el mundo moderno, es más riguroso y penetrante. Sus libros empujan a los lectores a adoptar una posición coerente delante de una nueva conciencia que se expresa no solo ante las organizaciones internacionales, sino tabién en las calles y plazas de los países cristianos y musulmanos.La observación del comportamiento filosófico religioso le permite escribir History of god que diviene best seller, por tanto llega al ambiente de las grandes publicaciones, y lleva a cabo conferencias en algunas universidades de los Estados Unidos. La señora Armstrong vuelve su atención al vínculo que une a las grandes religiones, que no obtante las discrepancias y luchas seculares, no se rompe y permanece intacto. Porque es la regla de oro: no hagas a nadie lo que no quieres que hagan a ti. El precepto se halla en todos los libros que contienen el pensamiento religioso de los pueblos, de la Biblia al Alcorán, de las más antiguas Upanishad, a los Sutras y Canones Budistas, todos tienen en común la importancia de la compasión. Pero ¿eso qué es? Vale la pena preguntarse, porque el vocablo no es claro, si bien nuestra formación sea, asi se dice, cristiana. En occidente tenemos la costumbre de entender las cosas de una manera intelectual que no corresponde a lo que dice el precepto. Es díficil que los seres humanos se reconozcan y se respeten reciprocamente, como seres humanos,  es en este punto que se ve la falta de compasión. Este concepto las sociedades modernas, tienden a aplicarlo como una acción de caridad, que da a quien la hace un estado de quietud, de tranquilidad con si mismo, con la garantía de dormir dulces sueños. Es un modo de retirarse de la realidad que no está fuera, sino dentro de nosotros mismos. La compasión es ante todo, una experiencia que tiene que ver con nuestra vida interior, es mirar dentro de nosotros, ir a la raíz de nuestra conciencia. Hoy es necesario vigilar a nosotros mismos, no a los otros, controlar si tenemos los pies sobre la tierra, y la cabeza sobre los hombros, porque es fácil perderse entre el montón de pensamientos producidos por la sociedad misma. Hoy las sociedades se demuestran desganadas, la crisis golpea, falta el superfluo, y vivir con lo esencial es fatigoso. El ejercicio del espíritu de compasión no se ve por ningún lado, y las iglesias se convertido en lugares vaciós de humanidad, los curas se extinguen,  farfullan, han perdido la sal de la tierra.¿Dónde se ejercita el espíritu? En los gimnacios, en los parques, en los conventos, entre los negros y extracomunitarios, ¿dónde?. Entre los indignados, en Wall Street. ¿Por dónde camina Jesús, y a quién habla? Delante de los naufragios y náufragos, es lícito preguntarse, ¿dónde estamos y adónde vamos? ¿Qué valor damos a la vida de cada día? Y en la agitación de las crisis que nos acosan sin cesar, la señora Armstong ha escrito Doce Pasos Hacia Una Vida Compasiva,  son doce recomendaciones que hay que tener en cuenta, en estos momentos de desgracias socio-políticas que emergen del comportamientio del hombre moderno. La actividad de esta señora va aún mas allá, porque se ha dedicado a la creación de la Carta de la Compasión, documento que por supuesto nos recordará nuestra disposición de ánimo hacia nuestros próximos. Así pues, si la compasión es un principio que se halla en las tres grandes religiones monoteístas, ¿porqué en algunas areas específicas del planeta la compasión no existe? Pensar que el hombre pueda tener esta cualidad, sin  tener en cuenta lo que la historia registra, es una betemia. Las atrocidades cometidas durante el siglo pasado en Europa, y aquellas que suceden en esta época, documentan la necesidad de examinar seriamente nuestra responsabilidad y por tanto, nuestra situación mundial. Nos viene a las mientes, América Latina, continente violado, saqueado, asesinado por aquellos que a través de los siglos han tenido el poder religioso y militar. La gran América, receptáculo de tránsfugos criminales procedentes de muchas partes del mundo. Nosotros somos hijos de Abraham, dijieron los fariseos a Jesús, lo sé dijo él, pero ahora procurías matarme. Ustedes son cristianos, pero ignoran los derechos humanos, los derechos de los niños y de las minorías. ¿Dónde está la compasión de esta gente? Estas palabras han sido pronunciadas en todos los idiomas de la tierra, mientras tanto la conciencia del hombre duerme, no se despierta, y los vicios siguen adelante. En medio de lo que acontece, constatamos la presencia de una sana y legítima rebelión que empuja y renueva la conciencia porque hoy la única alternativa que tenemos, consiste en vivir en santa paz. La tierra está cansada y enferma, el desierto avanza, el aire y los mares están contaminados, los glaciales se disuelven, Es necesario tener compasión de la tierra.

Hugo Campos