Responsables de la desilución somos nosotros adultos, que hemos adherido sin condiciones al “sano realismo” del pensamiento único, incapaz de volar un jeme por encima de los negocios, las ganancias y los interses individuales, hemos roto los lazos de solidaridad, la compasión con quien está peor que nosotros, y no nos importa lo que pasa fuera de nuestro estrecho ámbito familiar. Además hemos inaugurado una visión del mundo que mira a la tierra y sus habitantes sólo en razón directa con el mercado.
Umberto Galimberti.
|