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El hombre doquiera que se encuentre ¿qué es lo que percibe?. Las respuestas son muchas, como muchas son las maneras de comportarse, según el propio nivel de conciencia. El comportamiento existente  a partir de nuestras relaciones familiares, hasta las actividades sociales con los hombres de las distintas partes del mundo, es complejo y sobre todo no hay confianza, condición indispensable para constuir un nuevo modo de vivir. Por ejemplo, las conversaciones son un cúmulo de palabras,Donna con bambini

una confusión de conceptos vagos, incomprensibles, que se extienden desde quando tomamos el metro, hasta el puesto de trabajo. Aquí el hombre defiende todo el día su condisión de asalariado, con el miedo de quedar sin trabajo. La moderna esclavitud  lo convierte en un ser indiferente a sí mismo y a su prójimo. La indiferencia es una característica del individuo del día de hoy, que desaperece sólo quando se siente amenazado en sus intereses personales. Empero, hoy la amenaza la representa no sólo el extranjero o las minorías, sino también la misma sociedad civil en su conjunto, debido a la falta de valores humanos. En el contexto social de cada día, ¿qué percebimos quando estamos delante del necesitado?  Nos hemos preguntado ¿cuál es la causa de su indigencia y quien la ha provocado? ¿Qué es lo que experimentamos dentro de nosotros, cuando alguien nos pide pan, trabajo y alojamiento donde vivir en  paz? Hace tiempo hubo  un  hombre que se enfrentó al sufrimiento y que todavía no conocemos, de él se ha escrito y hablado mucho. ¿Qué sabemos del mensaje de Cristo?  Él no fue jamás indiferente al dolor del hombre y le demostró compasión en todo momento.  Jesús estableció el perdón,  la compresión,  la amonía entre la gente. Ahora bien ¿que qué es lo que perciben  los hombres quando están en desacuerdo? de ello es dificil decir algo, pero podemos buscar una respuesta,  en el modo no cristiano de vivir. Las frases logoroicas esconden la pereza mental, la falta de habilidad para solucionar el problema  que nostros mismos, con nuestro modo y sistema de actuar hemos creado, la crisis, en el más amplio sentido del término. La verborrea de las instituciones mundiales no disminuye el sufrimiento de los pueblos y es inutil mirar hacia otro lado para no darnos cuenta de las atrocidades cometidas. El mundo no se acaba por la guerra en que se encuentran algunos países del cercano oriente, lo que se acaba es la vida de las poblaciones sin defensa. Hombres y mujeres, niños y viejos mueren por la violencia de los soldados y la explosión de las bombas, en una guerra que cuando terminará,  los contendientes sobrevivientes, se estrecharán las manos. Mientras tanto, los muertos han pagado ya el apretón de manos, el tripudio por el fin del encuentro bélico. La irracionalidad del hombre no tiene fronteras.


Hugo Campos